HISTORIA DE UN RETO

Había una vez dos cachorrillos bóxer que vivían a oscuras en un garaje. Los pequeños, con apenas meses, no habían visto la luz del sol, ni habían olido nada más que un gran saco de pienso malo que les acompañaba y que era su único alimento y juguete. Separados de su padres y de los humanos, jugaban el uno con el otro, sin apenas fuerzas deshidratados y enfermos. Pero su buen corazón estaba intacto.

Un día, apareció una mamá humana, que vino de muy lejos a buscarles para rescatarles y darles un hogar en su castillo para mostrarles los amaneceres, la hierba, los juguetes, el atardecer, la luz de la luna y los colores de los árboles. Ya nunca más estarían a oscuras. Y nunca más dejarían de correr y correr y correr y jugar y jugar y jugar.....

Ahora tenían todo el amor de sus nuevos papás y de sus dos compañeros de juegos, de siestas y ronroneo. 

Y sus nombres... aquellos que marcaron su llegada y que marcarían su vida y la de su nueva familia. KENAY, el machito, cuyo significado en lengua Inui es "oso negro" pues así son los osos de la península de Kenay en Alaska. Y NAIA, la hembrilla blanca de topete marrón, cuyo significado doble nos muestra una princesa egipcia y "la deseada", "la esperada" en su versión vasca. 

Pues aquí estaban, y crecían formando una hermandad hermosa, fuerte y con una energía especial. Nadie permanece impasible ante su mirada, ante sus juegos....no podrían pues ya se ocupan ellos de anegar su rostro con innumerables lametones de emoción. 

No podían ser más queridos, más alabados, más guapos....y formaban un gran equipo paternal para sus hermanos felinos. Áladar e Isla fueron los primeros, pero no los últimos. Un sinfín de animales maltratados, repudiados, abandonados, necesitados, asustados o perdidos comenzaron a pasar por delante de sus hocicos, entre sus patas, buscando alivio, protección, calor y amor...y Kenay y Naia lo repartían con total generosidad, entre lametones y abrazos, con paciencia y sabiduría, con todo su corazón.

Pero un atardecer, Kenay aullaba del único modo en que sabía expresar su tristeza, aullaba de dolor al ver las lágrimas en los ojos de sus papás y no comprender el vacío en los juegos de  Áladar y en la última camada de gatitos que correteaban por su hogar. 

Faltaba un ronroneo entre sus amorosas patas. Isla, su gatita amada de increíbles ojos verdes, había cruzado el Arco Iris para correr libre por un prado siempre recién regado. Kenay y Naia lamían nuestra empapada mirada en un intento de calmar la ausencia. Y ningún atardecer fué ya nunca igual. Ya tenía el verde de una mirada felina.

Pero sí hubo un nuevo amanecer y con él un nacimiento. Isla inspiró el nombre de la asociación que por siempre, en su memoria, ayudaría a los animales olvidados. Para que no haya más ocasos sin un beso de amor. 

ISLA Animals Haven había nacido. Un gran recorrido de cariño hacia los animales que necesitan más ayuda, que sin una estrella de la suerte, buscan desesperadamente un refugio. Y lo encuentran en ISLA o al menos, lo buscamos, sin descanso, para ellos. 

Pero este camino es difícil, desalentador, lleno de malos sabores y de historias dolorosas. Se queda tanto en el camino....

Pues hagamos otra senda!!! pero ahora corramos, corramos por los que nos esperan, por los que nos inspiran, por los que nos necesitan, por los que se lo merecen. CORRAMOS, CORRAMOS!!!!

Y nuestros dos luchadores samuráis, expertos tiradores de los carros más pesados, habían nacido para correr por los demás, para arrastrar cualquier carga por grande que fuera....y me convertí en su auriga, con más ilusión que talento y les grité: ¡¡Adelante Kenay, vamos Naia!! Correr conmigo para que los demás también puedan.

Y en el horizonte....asomó un nuevo amanecer que llevaría sus nombres: "KENAIA".

Y ese es el nombre del nuevo club. Para correr juntos, para que el mundo sepa que corremos por una causa poderosa, por la justicia y los derechos de los animales. Y también, como no, para disfrutar de la carrera, para saborear el camino junto a nuestros seres más amados. Perro y ser humano que se aman y corren para ganar el trofeo más valioso, el que dará de comer a otros, el que les proporcionará una manta, o una operación que les salve la vida o la mejore, o que les sacará de la calle o del maltrato, el trofeo que para otros significará una nueva vida, un nuevo hogar, una nueva oportunidad, un nuevo amigo o amiga para poder correr libre y feliz.

Y ésta es nuestra historia, la de KENAIA, la del camino de los luchadores Samurai: "Nosotros no luchamos por el poder ni la gloria, sino para proteger a otros y establecer una era donde la felicidad tenga sentido".

Pero hay otra historia que redactar y la senda está aún por describir. Esperamos vuestras patas y manos para diseñarla y recorrerla juntos.

HISTORIA DE UN RETO - EN IMÁGENES


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"El primer Canicross Kenaia Solidario - Corre con uno para salvar a muchos"